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Independientemente de lo bueno que haya sido el embarazo y el parto, el posparto a veces se convierte en una auténtica montaña rusa.
Si le preguntamos a las madres por una palabra que defina su posparto, una gran mayoría utilizarían la palabra INTENSO.
El posparto es intenso tanto para lo positivo como para lo negativo.
Y es que acabas de conocer a esa personita que has creado en tu interior durante tantos meses, todo es nuevo y cada pequeña cosa hace ilusión. La primera vez que llegas a casa, el primer baño, las primeras miradas.
Pero también es intenso en lo negativo, el cansancio, el millón de dudas que se te echan encima, mirarte al espejo y no reconocer a la persona que tienes delante, no entender por qué no es todo alegría, si no que también tienes ganas de llorar, te sientes triste, a veces incapaz.
A esta intensidad del posparto a veces se le suman factores como haber tenido un parto traumático o no respetado, un parto donde has sentido miedo e incertidumbre por ti o por el bebé, problemas con la lactancia, sentir que no es tan fácil como te imaginabas, que te duele horrores, que no logras que se enganche como debería, a veces sentir una tristeza muy grande que no te deja disfrutar de tu maternidad.
Si estás en esa situación, te doy unas pautas que podrían venirte bien:
- Pide ayuda: A tu pareja, a tu familia, a una amiga, a una vecina. Tu ahora solo tienes dos funciones, cuidarte y cuidar de tu bebé, de todo lo demás (limpiar, recoger, hacer de comer, comprar, cuidar a hijos mayores) pueden encargarse otras personas de confianza.
- Déjate ayudar: No hagas de superheroína y pienses que puedes con todo o que debes poder con todo. Como te decía, tu misión los primeros días y semanas durante el posparto es estar bien pegadita a tu bebé, todo lo demás puede esperar, así que si te ofrecen ayuda, acéptala de buen gusto.
- Comparte tus emociones y valídalas: Habla de cómo te sientes, con tu pareja, con una hermana, con una amiga y valida lo que sientes. Es normal tener ganas de llorar a ratos, o sentirse triste, o mirarse al espejo y que no te guste lo que ves, o no sentir que te has enamorado de tu bebé desde la primera mirada o que las cosas no son como te esperabas. Todo es normal, así que no te sientas culpable por tener esos sentimientos.
- Cuídate y descansa: Lo primero que le pregunto a una mamá que viene a mi consulta durante el posparto es, ¿cómo duermes? Si, se que es obvio dormir mal con un bebé recién nacido, pero una cosa es dormir mal y otra cosa es no dormir. La fatiga extrema puede hacernos estar realmente mal. Recuerdo una paciente que vino a consulta, estaba totalmente desconectada, ida, la trajo su marido porque la veía muy mal. Le pregunté que cuando estaba durmiendo y me dijo que unas dos horas o tres por la noche, llevaba así más de una semana. Con las mismas me levanté, salimos fuera y le dije a su marido que le recetaba dos siestas al día, de un par de horas si era posible, y que se organizasen para que durmiera alguna hora más por la noche y después si seguía mal que volvieran. A la semana me llamó y me dijo que se encontraba mucho mejor, que pensaba que era lo normal dormir tan poco y aprendió a darle más peso a su cuidado y su descanso.
- Busca un psicólogo especializado en perinatal. A veces todo lo anterior no es suficiente y sientes que no estás disfrutando de tu reciente maternidad, sientes que no eres capaz, sientes mucha tristeza y apatía. En estos casos, cuanto antes contactes con un profesional especializado que pueda ayudarte, antes podrás comenzar a disfrutar de tu maternidad, mejorarás tu salud mental y sobre todo, mejorarás el vínculo con tu bebé, ese bebé que es una esponja de nuestras sensaciones y emociones.
¡¡Te mando un abrazo enorme!!
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